Desde Madrid, no se ven las estrellas.

- Mi vida, te echo mucho de menos...
  - Fea y yo a ti, no sabes cuánto.
- Pero lo estarás pasando bien por allí ¿no?
  - Bueno, no hay mucho que hacer.
- Pues vuelve para acá que aquí siempre hay algo que hacer, ya sabes.
  - Ya queda menos pequeña.
- Pero eso es mucho.
  - Lo sé, se me está pasando eterno.
- Pues a mi seguro que más, sin tí nada es tan divertido.
  - Bueno pero en cuantito vuelva estaremos junticos otra vez y recuperaremos el tiempo. ¿Te estarán cuidando no?
- Sí, mucho, mucho; no me sueltan.
  - Ah bueno, y te estarás portando bien ¿no?
- Pues claro que sí, yo siempre me porto bien, tú también ¿no?
   - Pues claro, si solo hablo de tí. Seguro que tú ni te acuerdas de mi...
- Eres demasiado tonto ¡eh! Me acuerdo de tí en cada segundo, no como tú que ni te acordarás de mi carita...
   - Pues la verdad es que me acuerdo demasiado, no he encontrado carita más bonita,y dudo que la encuentre.
- Tonto, tonto y tonto, eso es porque no estarás buscando bien.
   - Puede pero no quiero buscar. Sábes ayer me acordé mucho mucho de tí.
- ¿Por qué?
   - Porque desde aquí si se ven las estrellas, pero no me llaman la atención.
- Desde aquí, como cada noche, solo se ve una, la de siempre.
   - Pues sábes algo, me gusta mucho más esa única estrella que todas las que se ven aquí.
- ¿Y eso?
   - Porque cuando veíamos una, la veíamos juntos y la verdad ni millones de estrellas podrán brillar más que tu mirada mirando una.
- Cari, te amo tanto... ¿tú me sigues amando?
   - Eso ni se pregunta pequeña, sabes que sí.
- Pues cada noche prométeme que miraras la estrella que más brille, pero solo esa ¿vale? Que yo desde aquí también la miraré.
    - Te amo fea, te amo mucho.